El concepto de la Industria 4.0 ha llegado con fuerza al sector textil, noticia que congratula sobremanera, porque finalmente nos hemos dado cuenta de que la tecnología y, por ende la digitalización, es lo único que nos permitirá seguir siendo competitivos en un mercado globalizado.
El gran problema radica, según lo que he visto y escuchado, es que todavía hay gente que solo piensa en esa tecnificación como una manera de recortar mano de obra y reducir costes fijos, con lo que, supuestamente, contrarrestarían los efectos de la competencia asiática.
Crasso error, porque la tecnología y digitalización nos debe hacer más competitivos gracias a la aplicación de unos procesos eficientes, a la reducción de los tiempos de producción, a una llegada al mercado en el momento justo.
Es de ilusos pensar que los avances tecnológicos solo se dan en Europa y que somos el ombligo del mundo. En otros lugares también existe innovación e investigación. Si no, por qué creen que hay una ITMA Asia.
Como dijo Marc Vidal, un experto en transformación y estrategia digital que nos deleitó con una conferencia en el último TexMeeting, no hay que temerle a la “robocalipsis”, porque no existe. El mundo está inmerso en una nueva revolución en la que, a pesar de la robotización, es imposible sustituir a las personas, responsables de aportar la intuición, las emociones y la ética.