La irrupción de tecnologías como el 3D y un profundo cambio en los hábitos de compra de los consumidores están provocando la mayor transformación que ha vivido hasta ahora la industria de la moda.
El primer desafío al que se enfrentan los minoristas del sector es la reducción del inventario en las tiendas, tratando de ofrecer un servicio muy personalizado y específico a los clientes. Para alcanzar esta meta, la directora de investigación de IDC en el sector retail, Leslie Hand, propone que ya no basta con disponer de herramientas analíticas e inteligentes que permitan “escuchar” y conocer las opiniones de los clientes, sino que también necesitan crear una cadena de suministro más colaborativa para acortar ciclos y acelerar el proceso desde la fábrica hasta el punto de venta. El gran objetivo hoy es dar una respuesta a las peticiones y demandas de los clientes, para que las prendas no terminen la temporada cogiendo polvo en las estanterías de la tienda.
El siguiente gran reto es la armonización del mundo virtual y el físico. Tocar, probar y comparar los productos en la tienda física sigue siendo algo irrenunciable para muchos consumidores. Sin embargo, el potencial del canal online y móvil obliga a los comerciantes, marcas y proveedores a integrar ambos mundos en lo que se conocen como estrategias omnicanal. Y la tecnología 3D de la que hablábamos al principio es clave para atraer a estos nuevos clientes multicanal: con aplicaciones de consulta, promoción e incluso realidad aumentada dentro de la tienda física, como herramienta de visualización de los productos en internet o el móvil y, sobre todo, dentro de la propia compañía para acelerar los ciclos de desarrollo de nuevos productos y la planificación de la producción. Se trata, sobre todo, de hacer más gratificante la experiencia de compra, muchas veces compartida por los consumidores con sus amigos en las redes sociales, con el efecto que ello conlleva para la reputación de las marcas.
Otro de los desafíos a los que se enfrenta la industria de la moda es el de la sostenibilidad. La conciencia y compromiso verde de las empresas abarca desde la elección de las materias primas a un uso eficiente de la energía en el proceso de fabricación, distribución y entrega al cliente final. La propia conciencia ecológica de los consumidores va a más, por lo que el etiquetado transparente de los productos ha cobrado también una gran relevancia.
Todos estos retos no afectan exclusivamente a las grandes empresas; las pymes del sector también deben consolidar su marca, diversificar su oferta y gestionar una cadena de suministro fragmentada y cada vez más compleja. Las plataformas colaborativas 3D ofrecen, para empresas grandes y pequeñas, un entorno único para la gestión de productos, proyectos, colores, materiales, planes de colecciones y datos de proveedores, reduciendo la brecha entre lo que se produce y lo que espera el mercado. Desde la concepción y diseño del producto hasta que lo viste o calza un consumidor, optimizan aspectos como la colaboración, el control de procesos y la gestión de riesgos. Al mejorar la gestión de la cadena de suministro y unificar los datos, los equipos de diseño, producción y comercialización pueden centrarse y emplear su tiempo en tareas creativas, en lugar de tener que gastarlo buscando información.
La marca Guess responde a la revolución digital
Una de las firmas más internacionales del mundo de la moda, la compañía Guess Inc., se ha apoyado en este tipo de soluciones colaborativas para manejar el crecimiento de los datos (la explosión big data), aprovechar la relación con los consumidores en redes sociales y explotar las posibilidades del creciente uso de smartphones y tablets.
Guess es una de las firmas más innovadoras de la industria. De hecho, cuando el iPad tan solo llevaba tres meses en el mercado (en julio de 2010) Michael Relich, por entonces vicepresidente ejecutivo y CIO de Guess y hoy director de operaciones de la compañía, pidió al director de producto en Estados Unidos que adquiriese tres de estos nuevos dispositivos, vislumbrando la potencia de aquel nuevo dispositivo para aplicar analíticas a los datos que facilitasen la toma de decisiones a los empleados de la compañía. Más tarde, Guess llevó los iPads a las tiendas, para que los empleados dispusieran de información prácticamente en tiempo real sobre las ventas de cada establecimiento. Los propios consumidores empezaron a usar masivamente las tablets para comprobar sus puntos en el programa de fidelización y saber si las prendas que buscaban estaban disponibles online o en otras tiendas. Este proyecto supuso para Guess el premio del Data Warehouse Institute (WTI) 2010 a la mejor iniciativa en business intelligence.
Bajo este mismo espíritu de innovación, Guess apostó en 2007 por un sistema de gestión del ciclo de vida de los productos (PLM) que le permitiese acelerar la comercialización y optimizar los flujos de trabajo. A lo largo de estos últimos años, ha ampliado el sistema para contribuir a la mejora de la colaboración con los vendedores, gestionar los procesos complejos de costes y suministros y ofrecer a cada usuario un acceso personalizado a la información en función de su puesto y necesidades. El proceso ha sido crítico al acompañar la estrategia de expansión de la compañía –cuya marca es reconocida hoy en 85 países, con más de 1.559 tiendas- y la diversificación en el comercio electrónico, canal en el que Guess vende en 6 idiomas y 26 países.