Joan Canals es uno de los dirigentes históricos del sector textil español.. Como representante de la AEGP, decidió que la organización abandonara el Consejo Intertextil Español (CIE) , tras considerar que el producto acabado no tiene los mismos intereses que la industria de cabecera. El año que viene, la AEGP y Fedecon tendrán el 50 % del peso en la negociación del convenio colectivo 2015.
¿Cuál es la situación de la AEGP (Asociación Española de Género de Punto), que junto a Fedecon (Federación Española de Empresas de la Confección), se ha separado del CIE?
Fedecon y la AEGP siguen la misma trayectoria que cuando estaban en el CIE. En los últimos tiempos, los temas con el CIE fueron reduciéndose. Por ejemplo, en el apartado de la internacionalización, el ICEX tiene tres paneles sectoriales y uno de ellos está dirigido al género de punto y confección, o sea, que en esta aspecto, ya estábamos separados. En temas de innovación, cada uno tiene la suya, porque la innovación de la confección y el producto acabado es muy distinta a la del textil de cabecera, lo mismo que nuestros partners de promoción exterior.
Ahora mismo hay firmado un convenio textil que tiene vigencia para todo el 2014. ¿Lo están aplicando?
Hicimos muchos esfuerzos para que la negociación colectiva no fuese un problema. Cuando fui presidente del CIE, luché para satisfacer los intereses de las diferentes patronales.
La problemática laboral de la industria de cabecera es muy distinta a la que tienen la confección y el género de punto… En mi presidencia conseguí un pequeño logro, de tal modo que la jornada laboral se pudiese adecuar a las necesidades de las empresas, siempre y cuando se alcanzara un acuerdo con el comité de empresa. Pero esto no siempre es posible, por lo que se debe regular.
Y por esta regulación, en el convenio de 2013 hubo un claro enfrentamiento de Fedecon y la AEGP con el resto de patronales. La actuación del CIE no fue la más apropiada porque no recogió nuestros intereses… pero firmamos por responsabilidad y para no perjudicar a los empresarios.
Para el convenio de 2014, se convocó la mesa negociadora antes de Navidad. Pedimos un aplazamiento y no nos lo dieron. Tuvimos que reunirnos el 8 de enero y no se reconoció el peso que tienen la confección y el género de punto, que es de por lo menos el 50 % del sector a efectos negociadores, y además se despreciaron nuestras propuestas. ¿Consecuencias? Pues que el convenio ha venido a ser como una prórroga que se aprobó sin nuestra presencia (El 24 de julio, las patronales que integran el CIE llegaron a un acuerdo de conciliación con Fedecon y la AEGP, gracias al cual, las dos entidades tendrá el 50 % de representación en la firma del convenio colectivo del textil en 2015).
Hubo un momento en que se habló de firmar dos convenios. ¿Puede darse esta posibilidad en un futuro?
No, porque la parte sindical no quiere oir hablar de dos convenios. Si estuviera dispuesta a ello, se tendrían los dos convenios.
¿Cuántas empresas integran el sector de género de punto en España?
En este momento habrá unas 400. Entre empresas de confección y género de punto, suman 70.000 trabajadores. Todas las grandes compañías tienen talleres de confección en España. De hecho, dentro de nuestro sector hay compañías de peso, con plantillas muy importantes, además de que se están relocalizando empresas.
¿Están notando la relocalización de la producción de la que tanto se viene hablando?
La estamos notando, aunque todavía en pequeñas cifras. Hay empresas que están abateciendose en Extremo Oriente y que vuelven, empresas que compraban en Marruecos y que están viendo que mejor les sale producir en España. La confección y el género de punto tienen futuro.
La deslocalización no era un fin, sino un medio para conseguir costes más adecuados
Hace poco solicitaron unas líneas de ayuda al Gobierno para facilitar la relocalización de empresas. ¿A qué tipo de medidas se refieren?
Más que ayudas, pedimos facilidades. Facilidades en la legislación laboral y sobre todo en el tema flexibilidad, que para nosotros es algo fundamental. No es competitivo ni tampoco eficiente que una empresa de confección tenga un trabajador en plantilla y le pague 14 mensualidades, pero que realmente sólo trabaje ocho.
La industria ha de ser muy flexible, una industria de temporada que tiene que adaptarse a las circunstancias. Por ejemplo, pedimos que se regulen los temas de los fijos discontinuos, es decir que sean empleados fijos que puedan tener un tratamiento de discontinuos como en los sectores agrícolas.
Por otro lado, necesitamos ayudas a la promoción exterior, porque las empresas aunque sean jóvenes tiene que salir. Hoy en día, la internacionalización es absoluta. Antes sólo salían al exterior las empresas grandes.
¿Hay antecedentes de esta flexibilidad laboral en algún otro país?
Sí, por ejemplo, en Italia, donde se está trabajando mucho en la flexibilidad. Se ha abordado también el tema del salario, para que esté compuesto por un fijo y variables en función de la producción y de los beneficios que tenga la empresa, para que la industria sea competitiva. Luego, evidentemente, en los países del norte de África, en Turquía, hay mucha flexibilidad. Es decir, nuestros competidores tienen mucha flexibilidad.
¿Volverá la AEGP al CIE?
No, no creo que volvamos, porque no hay nexos que lo justifiquen. Cuando se creo el Intertextil había muchos puntos que unían a las empresas. Estábamos en los 80, aún no había producción exterior… Todo es historia, todo ha pasado.
¿No cree que ha sido un error histórico del CIE no haber incluido a la distribución?
Este fue un largo debate, pero los industriales textiles decidieron que era mejor mantener la vocación industrial y no integraron a la distribución. En esos momentos, tanto confección como género de punto mantuvieron una pequeña divergencia al respecto. Sin embargo, tengo que decirle que tanto Fedecon como la AEGP tienen asociadas a empresas distribuidoras y están con acuerdos permanentes con las asociaciones de distribución… Alguien pudo pensar que esta gran distribución era una cosa pasajera, pero luego se ha visto que ha arrollado no tan sólo al pequeño comercio, sino también a muchos planteamientos industriales.
En la actualidad, ¿cómo están organizados los planteamientos industriales?
Los planteamientos industriales ya están adecuados para la gran distribución y para los productos sofisticados en cantidades pequeñas… Yo creo que las empresas que están organizadas como hace 20 años, si no han desaparecido, no van a seguir. Hoy en día la empresa ha de ser creativa, innovadora, con vistas al mundo, internacionalizada, y muy flexible, o bien, estar a la sombra de un gran grupo y fabricar para ese grupo, pero sin personalidad… Los cambios en el mundo de la moda ya no son por temporadas, son por días.
De ahí la importancia de la proximidad
Sí, pero también de que los costes sean adecuados.
Con todo el fenómeno de la deslocalización que hubo en el pasado, ¿queda industria para soportar este cambio?
Ha habido empresas que han sabido adaptarse muy bien y otras que no, básicamente por problemas de falta de financiación. La adaptación cuesta dinero, inversión y tecnología. En España ha habido un proceso de destrucción de empresas importante en todos los sectores, pero en el manufacturero, de forma especial. En nuestro sector han desaparecido el 40 % de las empresas, y encima empresas que en el 2008 estaban en el proceso de adaptación, que es cuando llega la crisis y las destroza.
Los procesos de adaptación no se los puede realizar de hoy para mañana, sino que implica ir haciendo todos los cambios, pero para eso, es preciso que las ventas sean sostenidas, pero también el crédito. El momento en que las ventas cayeron y el crédito desapareció, las empresas murieron. Otras que estuvieron capitalizadas y contaron con buenos gestores, tuvieron fuerza para aguantar y aguantaron.
Yo creo que las empresas que han aguantado están en una posición excepcional para un despegue bueno en el momento en que se consolide un poco la recuperación en Europa, porque la mayor parte de nuestras empresas están vendiendo en todos los países europeos.
¿Cómo definiría el proceso de deslocalización que se inició hace muchos años?
El proceso de deslocalización no era un fin, sino un medio para conseguir unos costes más adecuados y dar satisfacción a lo que exigía la distribución y el consumidor. Hubo una locura por irse a Extremo Oriente… Yo nunca acosejé a nadie que lo haga, entre otras cosas, porque yo estuve en China en 1990 y años sucesivos, y conozco las dificultades que entraña adaptar la producción a distancia. Tampoco aconsejo ir a Latinoamérica para hacer ciertas producciones. Yo también tuve fábrica en México y sé lo que esto representa.
Creo que la mayor parte de la gente que fue a China no lo pasó bien. Luego, ha habido empresas que supieron adaptarse con proveedores específicos para determinadas líneas de producto.
¿Y ahora qué pasa con China?
Han surgido otros escenarios y China ya no es tan barata, porque deslocaliza interna y externamente. El momento en que se pierde la trazabilidad en China y que las series, por necesidades de moda, se van haciendo más cortas y que los precios en los países mediderráneos van haciéndose más interesantes, los costes entre producir allá o aquí empiezan a parecerse, y cuando digo parecerse, es que donde antes había un desequilibrio del 50 %, ahora sólo hay del 10 % o del 15 %. Entoces ya no compensa el trastorno que lleva producir en otro país.
Por ejemplo Turquía ahora es muy competitiva, lo mismo que Marruecos y Túnez -que se está recuperando del bache de la primavera árabe-. Luego está todo el entorno de la zona del Mediterráneo, que creo que es bastante competitiva en el momento en que se consideren todos los costes, no sólo los costes estrictos de mano de obra, sino costes de todo tipo, costes asociados a los producción.
En la actualidad, ¿ya se puede producir en España?
Ahora se puede producir en España no como se hacía antes, sino montando unidades de producción especializadas en tipos de producto, que sean flexibles, adaptables e innovadoras, en donde se pueda hacer todo. Tampoco tenemos que pensar en grandes empresas, sino en la presencia de ellas en un clúster, como el que estamos desarrollando en la AEGP, con la ACTM y que está dando muy buenos resultados. Hay chicos jóvenes que están emprendiendo en una industria donde antes nadie quería entrar, porque el textil era el sector maldito.
En la Anoia existe un boom importante en la industria del curtido, que prácticamente había desaparecido y ha vuelto. Y el género de punto, que no había desaparecido, está potenciándose muy fuerte en la zona de Igualada y de la Anoia.
¿Cree que hay infraestructura para que vuelva la producción?
El producto acabado está preparado y estamos luchando para ello. Hay posibilidades y sólo se requiere un poco más de tiempo, pero de momento las cifras son esperanzadoras. En el último 080 hemos visto nuevos diseñadores, pero también había muchos industriales nuevos que están trabajando para diseñadores y para otras empresas mayores.
Nos interesa dinamizar el mercado, dinamizar la oferta. Venimos casi de siete años de estar llorando, de esta viendo la caída del consumo, de estar embarcados en un modelo de pesimismo permanente.