Miriam Ponsa se inspira en la Ruta de la Seda

La diseñadora ha presentado en el marco de 080 Barcelona Fashion una colección inspirada en la mítica Ruta de la Seda, un camino originariamente de caravanas de camellos que partían de China para vender seda en Europa.

El patronaje parte de piezas antiguas de familias nómadas y se combina con otras contemporáneas para plasmar esta dualidad. Las formas “oversize” y orgánicas dan paso a prendas cómodas que no ciñen y permiten la libertad de movimiento, ya que deben servir para trabajar y proteger de las inclemencias del tiempo. Las superposiciones están muy presentes en toda la colección. El volumen se utiliza en piezas simbólicas tomando la arquitectura de Asia central como punto de partida.

El uso de la cinteria y cordón es una constante para poder trabajar la artesanía, tanto en telar manual como con la técnica de punto de media. Los jerseys de punto se crean a partir de trozos que se combinan y recuerdan los mosaicos. Se utiliza la goma elástica para tejer manualmente capas que protegen y simbolizan la tradición.

Los plisados ​​evocan las cúpulas de la arquitectura arábica tan presente en Asia central, se trabajan con tejidos técnicos, de algodón y de lana. Se estampa el plisado para romper el dibujo y formar un efecto quebradizo.

Los tejidos se trabajan con pespuntes y guata buscando la similitud con los antiguos abrigos acolchados masculinos. Estos tejidos sirven para proteger y calentar.

Predominan las composiciones naturales, de lana, mohair, alpaca, algodón y seda. El tejido de neopreno se utiliza para piezas exteriores. La piel toma protagonismo para formar piezas aptas para el viaje.

La importancia del color se refleja en el estampado. La lectura se hace desde el punto de vista más austero y simbólico como elemento de decoración; se trabaja con colores básicos y relucientes como símbolo de la riqueza de tejidos. Se estampa con la técnica de la serigrafía y representando una celosía de claros / oscuros.

La carta de color se acerca al nomadismo y a la vez es rigurosa con las tonalidades. Predominan el negro, gris, tierra y caqui.

Los sombreros y tejidos sobre la cabeza reflejan la identidad cultural y religiosa y su uso está influenciado por la época en que las mujeres eran sanadoras. Los metros de tela que llevaban en la cabeza servían para vendar huesos rotos o envolver recién nacidos.

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