Futuro… o ya, ahora mismo, ¡¡¡rápido!!!

Entramos en un periodo de varias semanas donde, incluso, podríamos dedicar algunas horas a pensar.

Si no lo hacemos ahora, a partir de septiembre la toma de decisiones, la gestión del día a día, la resolución de conflictos, será tan abrumadora, tan incordiante, tan imperativa, que tomarnos un respiro para pensar será cosa, solo, al alcance de jubilados.

Así que se me ha ocurrido pensar en estos días en el mundo ferial. ¿Qué será de estos acontecimientos? ¿Cómo será su oferta? ¿Qué resolverán? ¿Cómo implementarán lo digital y lo presencial? Las ferias no son un elemento desasociado del mundo empresarial, económico, social, los mercados presionan con sus intereses, necesidades a los eventos feriales y en buena parte los configuran, los modelan. Les otorgan todo su sentido.

Ya no quedan ferias políticas para promocionar al consejero de turno de una determinada Comunidad. Si no existe interés del mercado, no hay feria que se cree, que resista, que se mantenga.

Así que en el “nuevo” mercado afloran dos singularidades que marcarán los objetivos de la nueva etapa histórica del mundo ferial.

La primera es la concentración y disminución de los agentes económicos (tanto visitantes/compradores como expositores de las ferias). Hoy, diez o doce clientes significan, en algunas empresas, el 60-70% de la facturación de estas y, por el otro lado de la moneda, muchas empresas tienden a eliminar proveedores y dejar el parque de los mismos reducido a un pequeño grupo extraordinariamente competitivo.

«Si no existe interés del mercado, no hay feria que se cree, que resista, que se mantenga»

Y la segunda es la, cada vez mayor, utilización de las páginas web y la venta online.

Entonces…. ¿para qué se quieren las ferias?

Entiendo que las ferias de productos de consumo, tanto efímeros como duraderos, tienen vida por delante, si durante algunos días las abren al consumidor/usuario/comprador/destructor final del producto.

No añado ni una línea para las ferias de bienes de equipo, ya que estas sí que tienen cuajo y sentido.

Si repasamos la historia de ferias dedicadas al consumo (moda, electrodomésticos, alimentación, etc.) veremos que, en buena medida, la animación, el número de visitantes, a todas aquellas que han pensado en el comprador final, los han tenido en buena medida gracias al interés y asistencia del ciudadano comprador final.

Conclusión

O la mayoría de los eventos feriales en su próxima edición, la más inmediata, la más próxima, la de ya, la prepara presencial + digital + abierta a profesionales y también, durante una o dos jornadas, a los ciudadanos de a pie o su futuro peligra.

Solo que una empresa que invierte en una campaña de TV, radio, prensa, revistas, opis, plv, vallas urbanas, etc., reduzca un poco la inversión de la misma puede perfectamente invertir en un stand y en una feria “abierta” conseguir un resultado de ventas y promoción muy rentable.

En la nueva etapa ferial el expositor tiene que vender producto e imagen, no solo ante sus clientes, sino a los clientes de los clientes. Y con esta amplitud de sensibilización la excitación empresarial por volver a estar presentes en las ferias aumentará.

Ferias y salones, pónganse al día. Pero ya… en la próxima convocatoria de su evento. Quema.


Este artículo de opinión se publicó originalmente en la edición 272 de la revista  Noticiero Textil correspondiente al mes de Julio. En el enlace y sobre la imagen puedes acceder gratuitamente a la edición completa.

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