El panorama español de ayudas a la I+D+i no pasa por un buen momento. Aunque los Presupuestos Generales del Estado cifran en 2.250 millones de euros las ayudas en materia de innovación y fomento de la competitividad para 2014, lo que supone un cierto incremento con respecto a los aprobados en los últimos años, este importe aún se sitúa muy por debajo del correspondiente a 2008. Concretamente, esta cifra es un 59 % inferior a los presupuestos de Investigación, Desarrollo e Innovación (I+D+i) antes de la situación de incertidumbre económica vivida en los últimos tiempos.
Por estos motivos, las empresas españolas han ido aumentando considerablemente su participación en los Programas Marco de I+D+i de la Unión Europea, lo que demuestra el potencial y el interés de la comunidad científica y tecnológica española de cara a la innovación y a la expansión hacia otros mercados.
Según el estudio elaborado por el Centro para el Desarrollo Técnico Industrial (CDTI), las entidades españolas han obtenido, desde 2007 que comenzó el VII Programa Marco hasta 2012 (última fecha con datos oficiales), más de 2.300 millones de euros en subvenciones. Esto supone un retorno del 8,3 % del presupuesto adjudicado en convocatorias competitivas en relación a los países de la Unión Europea (UE-27), donde España ocupa la quinta posición tras Alemania (18,4 %), Reino Unido (16,4 %), Francia (12,1 %) e Italia (9,5 %). Este 8,3 % implica una inversión en nuestro país de cerca de 3.300 millones de euros en actividades de I+D, por lo que se puede afirmar que el Programa Marco se posiciona como una de las principales fuentes de financiación para la I+D española.
Sin embargo, la participación en programas europeos no es fácil y en muchos casos no logra el éxito esperado, sobre todo para aquellas entidades que no tienen una posición de referencia a nivel europeo. En el conjunto de actividades de I+D financiadas por el VII Programa Marco han participado 2.155 entidades españolas, de las cuales 1.363 son empresas con una presencia del 75,4 % de pymes. Para obtener estos resultados, 6.130 entidades españolas han presentado unas 22.300 propuestas con una tasa de éxito del 20,5 %.
Cabe destacar la importante dedicación de recursos necesaria para la preparación de las propuestas técnico-económicas, así como la dificultad en la gestión del consorcio, por lo que el coste de oportunidad es significativo para alcanzar una tasa de éxito de poco más del 20 % (dos propuestas aprobadas por cada diez presentadas). Adicionalmente, el liderazgo de consorcios a nivel europeo en España pasa desapercibido, cifra que se sitúa en torno al 10 %, por lo que la ayuda de expertos externos facilitaría sustancialmente las tareas de gestión y coordinación, lo que podría elevar la tasa de éxito sin necesidad de incrementar los recursos internos.
La inminente puesta en marcha del próximo programa de investigación, innovación y competitividad de la Unión Europea, denominado Horizonte 2020 (H2020), que sustituirá al antiguo Programa Marco, inunda a las empresas españolas de dudas e incertidumbre debido al desconocimiento existente, a la necesidad de reorganización de los antiguos consorcios y a la búsqueda de socios y nuevos proyectos de acuerdo con las nuevas líneas de financiación. Por todos estos motivos, este es el momento de actuar. Las entidades que quieran aumentar sus oportunidades a nivel europeo, o que estén barajando una modificación de estrategia hacia la diversificación de productos y servicios, deben prepararse para el cambio, y esto es posible gracias a estudios de Inteligencia Europea.
El estudio de Inteligencia Europea tiene como objetivo la adquisición de conocimiento detallado sobre las actividades y tendencias de I+D+i del entorno. Haciendo uso de las bases de datos de proyectos europeos, y gracias a un profundo estudio estadístico, se identifican los actores clave con los cuales se podrán crear alianzas reforzadas que mejorarán notablemente la ratio de éxito en la consecución de la financiación, lo que supone una herramienta fundamental para potenciar el networking empresarial.
Principalmente, estos estudios estadísticos persiguen dos objetivos: la agrupación de entidades por área tecnológica, sin ninguna interconexión evidente, y el análisis de componentes principales para la reducción de datos, de manera que solo se consideren las variables que realmente influyen en la creación de un consorcio y que, por tanto, garantizan el alcance del éxito. Con estos análisis se consigue validar la solvencia técnica de los socios potenciales, configurar de manera óptima el proyecto y establecer las redes prioritarias de colaboración.
El estudio se aborda teniendo en cuenta todo el microentorno de la entidad, por lo que se realiza un análisis tanto externo como interno, que sirve de base para comparar los resultados obtenidos en una entidad o grupo con los de su mercado. Además, el estudio se extiende a los principales clientes y competidores, de modo que en todo momento se tenga un conocimiento extenso de dónde y cómo están situados los stakeholders. Todo ello dirigido a obtener ventajas competitivas y oportunidades estratégicas para futuras alianzas, con el fin de establecer redes o consorcios con los actores clave tecnológicos.
Por tanto, tener éxito en el H2020 está garantizado si se trabaja con buenas ideas y se consigue transformarlas en propuestas de calidad científica y técnica, pero también, es necesario posicionar dichas ideas estratégicamente, asumir su liderazgo y dar el salto cualitativo necesario para que se consiga realizar una conexión con Europa.