La política exterior europea y el textil

Cuando parecía que el pescado estaba todo vendido y no quedaba nada para regalar por cuenta de la recurrente industria textil-confección, la Unión Europea ha conseguido irritar una vez más a este sector con la decisión, tomada al más alto nivel, el Consejo Europeo, de concentrar la ayuda a Pakistán por las devastadores inundaciones acaecidas en julio y agosto de este año, en concesiones comerciales… casualmente a espaldas de la industria textil-confección.

Una gran mayoría comprendemos y lamentamos profundamente el grave momento que atraviesa Pakistán y los padecimientos de su población, lo que nos lleva a apoyar sin reservas que Europa dedique la asistencia humanitaria y financiera necesaria para hacer frente a su crítica situación. El pueblo pakistaní se enfrenta ahora a enormes problemas: destrucción de cosechas, de infraestructuras y de casas; precarias condiciones sanitarias; atención a los afectados, especialmente a las familias sin hogar o a los niños huérfanos…

Pero no puede decirse lo mismo de la forma en que la Unión Europea ha decidido prestar esta ayuda. El sector considera totalmente improcedente, y lo ha venido manifestando en otras ocasiones similares, la utilización de las reglas del comercio para ayudar en este caso a Pakistán o para alcanzar otros objetivos de la política exterior europea, como la de reforzar alianzas militares o recompensar fidelidades políticas. La UE dispone de otras muchas vías e instrumentos para canalizar esta ayuda y hacerla mucho más efectiva. Dejemos las reglas de comercio para lo que fueron concebidas: regular el intercambio internacional de bienes y servicios producidos por las empresas en función de sus capacidades y su competitividad.

Concesiones comerciales

Las concesiones comerciales al Pakistán, concretadas en forma de exención del pago de aranceles a la entrada del mercado comunitario durante los tres próximos años a partir del 1º de enero 2011, beneficiarán únicamente a exportadores e importadores, y en último término a empresas que, en el caso del textil-confección, son intensivas en capital y altamente competitivas, con una facturación media entre 100 y 200 millones de euros. En ningún caso ayudarán a las áreas y personas directamente afectadas por las inundaciones, que precisan de asistencia muy concreta y que difícilmente van a encontrar trabajo en las referidas empresas.

Nos consta que Pakistán ha focalizado sus demandas a Europa en concesiones para su industria textil. Nada nuevo en los últimos 10 años desde el atentado de Al Qaeda en Nueva York. De hecho, sus máximas autoridades han recorrido las principales capitales europeas, incluida Madrid, insistiendo en esta medida. El sector se ha opuesto enérgicamente a ello ya que Pakistán es muy competitivo en el textil y no precisa de más incentivos para incrementar sus exportaciones a Europa. Durante el 2009, año crítico por lo que se refiere al comercio internacional, este país ha conseguido incrementar las exportaciones a la UE en todos sus productos más emblemáticos (tejidos de algodón, ropa de cama, artículos de rizo y algunos confeccionados). Y en lo que llevamos de año, esta tendencia se ha acentuado, mejorando los porcentajes de exportación. Pakistán ocupa una posición dominante en el mercado europeo en productos como ropa de cama, pantalones de algodón, ropa de cocina y baño y no necesita de derogaciones especiales para crecer.

Textil-confección

De acuerdo con el Waiver (renuncia) que la UE presentará próximamente a la OMC, que es a quien corresponde dar su autorización, de un total de 75 productos, 64 de ellos, es decir el 85%, corresponden al sector textil-confección. Será interesante observar la posición que adoptarán países de la OMC competidores directos de Pakistán, como la India o China.

Puestos a favorecer el acceso de productos paquistanís en el mercado comunitario, no se acaba de entender cómo no se ha diversificado la lista de productos beneficiados, ofreciendo nuevas oportunidades a otros sectores de la economía paquistaní, como tampoco se comprende el escaso poder ejemplarizante que dichas medidas europeas han tenido para otras potencias occidentales que no han optado precisamente por este tipo de concesiones.

Es de lamentar que una vez más la industria textil-confección europea sea quien pague la factura de la política exterior europea con cierre de empresas y pérdida de puestos de trabajo, a cambio de que “apoyos adicionales a la industria europea, si son necesarios, pueden también ser puestos a su disposición en el marco de los Fondos para el Ajuste a la Globalización”(1). ¡Un gran consuelo!

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