Sostenibilidad y postureo

Hay modas y necesidades. Hay sinceridad y postureo. Hay acciones impulsadas por un generoso talante y otras acompañadas de cámaras y micros.

Hay nuevos problemas a los que sociedad y autoridades les buscan soluciones cabales y otros que buscan votos y notoriedad mediática.

Desde hace ya algunos años las sociedades en general y aun mas las del “primer mundo” han puesto en circulación –eso sí, con base- circunstancias, problemas, necesidades, y les dan vueltas y vueltas, con pocas soluciones auténticas y profundas, pero que a sus divulgadores les ofrecen mucha “cuota” de pantalla.

Sostenibilidad.  Tienes nombre de mujer. Es una solución y apuesta irremediable, si realmente las sociedades desean resolver alguno o muchos de los problemas que el desarrollo nos plantea.

Deberíamos iniciar por definir y ponernos de acuerdo, qué es, realmente lo que significa esta palabra. Y una de las definiciones que mejor definen esta palabra, concepto, idea, sería la de “la satisfacción de las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer las suyas, garantizando el equilibrio entre crecimiento económico, cuidado del medio ambiente y bienestar social”. De aquí nace la idea del desarrollo sostenible, como aquel modo de progreso que mantiene ese delicado equilibrio hoy, sin poner en peligro los recursos del mañana. La definición me parece acertada. Como consecuencia no es mía.

Nuestro sector, que tanto influye en el medio ambiente, tanto en la industria de cabecera, como en la confección, y en el de la distribución, tiene ante sí un compromiso realmente serio. Se trata de no lesionar el entorno o reducir hasta extremos insignificantes el deterioro del mismo sin lesionar los lógicos intereses y su legítimo afán de lucro.
También es cierto que nuestra industria, especialmente en el sub-sector de los acabados, hace ya varios años que se esfuerza, invierte, en mejorar en sus procesos, no solo para ofrecer más competitividad, sino también servicios y fabricados más respetuosos con la vida.

En cualquier caso, sería eficiente que no se quedara el término de sostenibilidad en la boca y como argumento publicitario. Tiene que partir de sólidas y profundas convicciones. Se tienen que trabajar soluciones desde la honestidad y sinceridad.

¿Pero lo entiende así la producción asiática? Hay que pensar y creer que también en el continente, no del futuro, sino del presente, ha llegado y llegará la concienciación de que la sostenibilidad no es cosa de modas ni de posturas.

Es de imperativo legal.

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