Algo más que estética

Es innegable que la moda es un fenómeno omnipresente en nuestras vidas que salió de nuestros armarios hace tiempo a la conquista de nuevos espacios y ámbitos.

Prueba de ello es que, además de vestir a las personas, confiere a nuestras casas, a los restaurantes y hoteles que elegimos, o a las oficinas en las que pasamos una parte importante de nuestro tiempo, un mayor atractivo estético. La moda nos ofrece la posibilidad de proyectar una determinada imagen de nosotros, de reflejar nuestro estilo de vida ante los demás y nos ayuda a sentirnos más integrados, guapos y glamurosos.
Pero al margen de estos aspectos en apariencia frívolos, el mundo de la moda mueve mucho más. Es una poderosa industria que factura millones y que permite crear empleo y extender por todo el mundo la imagen de un país. La moda española es un modelo de éxito, fruto de la apuesta por la superación de su industria, que ha demostrado ser capaz de vencer obstáculos y de adaptarse a los constantes y nuevos retos que plantean los mercados y la globalización. Las exportaciones textiles continúan al alza batiendo récords y los diseños españoles se expanden en el ámbito internacional. Más allá de estos buenos datos sobre el negocio exterior, la moda española triunfa y se implementa como una gran marca propia de referencia en los mercados internacionales. Al margen de grandes grupos conocidos, numerosas firmas de prendas, calzado y accesorios españolas convencen a cada vez más consumidores dentro y fuera de nuestras fronteras poniendo en valor su creatividad y cualificación.
Buena parte de su éxito se debe a que es una industria en permanente desarrollo en busca de innovación y diversificación de su oferta. La moda persigue ofrecer algo más que pura estética. Los nuevos textiles se conjugan con la nanotecnología para conferir a las prendas deportivas propiedades p.ej. antibacterianas y comienza a aunar la cosmética incorporando productos reductores, reafirmantes o hidratantes a los tejidos. En consonancia con esta línea de innovaciones revolucionarias, la industria de la moda debe dar otro paso más y perseguir de manera creciente la integración del principio de sostenibilidad en sus procesos de producción. Los criterios relacionados con el respeto al medio ambiente, el uso responsable de los recursos y las materias primas y las condiciones laborales dignas de los trabajadores, deben convertirse en valores éticos irrenunciables que impulsen una nueva cultura de consumo y empresarial que concilien la estética con el buen hacer.
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