A continuación repoducimos un artículo de Augusto Zafra y Alejandra González, de la Unidad de Desintoxicacion Hospitalaria y Patología Dual del Hospital Nisa Aguas Vivas (Valencia).
Los especialistas en marketing establecen que entre el 25 % y el 60 % de las ventas en un centro comercial son causa de compras imprevistas. Este porcentaje aumenta en determinadas épocas del año como navidades y rebajas por motivos lógicos (es época de regalar, de adquirir productos a mejor precio…). Durante esos periodos, tiendas y comercios, son conscientes de que todo vale para estimular al comprador, desplegando todas las astucias posibles: anuncios irresistibles, envolventes perfumes, músicas que embelesan, escaparates atractivamente diseñados, carteles con colores llamativos, promociones nunca vistas, dependientes amabilísimos y con elevada dosis de seducción, etc.
Y es precisamente esta vorágine consumista habitual en estas fechas la que puede enmascarar un verdadero problema conductual basado en la compra compulsiva de objetos que no se necesitan, que no sirven y que ni siquiera gustan.
Parámetros similares a los de adicciones al alcohol o drogas
En este sentido, el impulso de la compra aislada de un objeto inútil es una conducta habitual, inocente y está considerada como una compra normal y relativamente frecuente en la población. Sin embargo, la compra compulsiva o patológica implica la presencia de una verdadera obsesión por comprar junto con una frecuente repetición de esta conducta carente de una utilidad real acompañado de un intenso sufrimiento personal comparable al de otras adicciones o toxicomanías.
Muestra de ello es que se constatan la activación de las mismas áreas cerebrales y síntomas similares tanto en personas con adicción a alcohol u otras drogas como en compradores compulsivos en el momento previo al consumo o compra (frenesí, vértigo y perdida de control), así como un verdadero alivio cuando están recuperados (desaparición de síntomas psicológicos como la ansiedad o depresión y la recuperación del control de la conducta).
Perfil del comprador compulsivo
Si bien, la fiebre de las comprar puede aparecer a cualquier edad, los compradores compulsivos rondan los cuarenta años. Pertenecen a todas las clases sociales, preferiblemente con estado civil casado (54 %), frente a solteros (29 %) y divorciados (17 %). Los más numerosos se encuentran entre las amas de casa, los ejecutivos, los estudiantes y los que ejercen profesiones liberales. Se sabe que entre el 80 % y el 90 % es mujer; si bien no existe una única explicación para ello. No obstante, el dato no escapa a los publicistas, ya que ellas son la diana perfecta en los medios de comunicación y blanco para el bombardeo mediático, sobre todo en objetos dedicados a la vestimenta, productos de belleza, electrodomésticos, decoración y comida.
Los adictos a las compras detestan, en su mayoría, los objetos que han comprado compulsivamente. Los esconden, los tiran, tratan a menudo de revender o regalar los productos o los aparatos que han comprado sin reflexionar. Justamente, este tipo de personas presenta pensamientos invasivos y molestos referentes a las compras, así como irresistibles impulsos de compra que no son capaces de controlar excediendo a sus capacidades financieras con adquisiciones absurdas día tras día. Todo ello, acompañado de un profundo malestar y una importante perturbación en el funcionamiento familiar, social y del ocio.