Se ha desarrollado en Estambul (Turquía) la séptima edición del Congreso Mundial del Calzado, coorganizado por la Confederación Europea del Calzado (CEC) y la Asociación de Industriales del Calzado de Turquía (TASD), con más de 300 participantes de los cinco continentes.
El Congreso, una iniciativa de la CEC lanzada hace veinte años, fue la ocasión para reunir a representantes públicos y privados de la industria del calzado de todo el mundo con el fin de identificar soluciones para remodelar el futuro del sector del calzado.
En la inauguración, el presidente de la CEC, Luis Onofre, subrayó la resistencia de la industria del calzado a pesar de las diferentes crisis sanitarias, económicas y geopolíticas de los últimos años: «Mi abuela, que fue testigo de la financiación de nuestra empresa familiar en 1939, solía decir que la industria del calzado nunca ha tenido un momento de paz. Solo aunando esfuerzos y trabajando juntos podremos responder a los retos y aprovechar las oportunidades que nos brinda el mundo y garantizar una transición ecológica, digital y justa de nuestra industria». Su llamamiento a la colaboración internacional tuvo eco en todos los paneles del Congreso.
«El sector del calzado debe trabajar en una nueva forma de entender que un zapato no sólo tiene más de 8.000 años de historia, sino que también representa nuestro principal medio de transporte, lo que acentúa la complejidad del producto en todos los aspectos», se destacó. Con esta misión en mente, representantes de las principales empresas de calzado y otros expertos presentaron sus experiencias en tres áreas principales.
En primer lugar, los asistentes pudieron profundizar en la adaptación de las estrategias empresariales a las demandas actuales, lideradas por un consumidor más consciente, y la adopción de nuevas tecnologías, métodos y herramientas. La digitalización es la clave del éxito, permitiendo, por ejemplo, el análisis de big data para la identificación del consumidor objetivo, el desarrollo de productos y servicios personalizados, la mejora de los servicios al cliente en el comercio electrónico y la optimización del proceso de producción.
A continuación, la sostenibilidad desempeñó un papel fundamental en el Congreso. “Todo el mundo es consciente de que no existe un Plan(eta) B y, como habitantes del mismo planeta, debemos encontrar soluciones paliativas conjuntas. Sin embargo, cuando todo se categoriza como sostenible sin una metodología, el uso del término sostenibilidad se está volviendo insostenible. La industria tiene el deber de definir conjuntamente una definición de sostenibilidad que vaya más allá de la dimensión medioambiental y comunicarla a los consumidores, los verdaderos impulsores del cambio”, se subrayó en el Congreso.
Finalmente, la última parte del Congreso se centró en el futuro de la mano de obra, principal activo de la industria, en un sector en pleno cambio generacional. Las empresas demostraron su nuevo enfoque para implicar positivamente y retener a las jóvenes generaciones con una estrategia más flexible y orientada a la comunidad. Se insistió en que el apoyo de las autoridades nacionales es esencial para lograr este objetivo.
Una industria del calzado mejorada es posible a través de una sinergia entre innovación y sostenibilidad gracias a la contribución fundamental de la digitalización, pero sin descuidar el papel crucial del capital humano en la próxima industria 5.0. En otras palabras, el sector del calzado debe proyectarse hacia un enfoque centrado en el ser humano, y sólo la cooperación entre todos los actores de la comunidad del calzado a nivel mundial permitirá el desarrollo previsto.
Los participantes se mostraron satisfechos con los debates y los resultados de esta edición del Congreso Mundial del Calzado. Haciendo suyas las palabras del presidente Onofre, la CEC se compromete a mantener su papel de facilitador para un futuro sostenible del sector.