De manipular un modesto tejido acolchado a la segunda fortuna actual del mundo.
De 2.500 pesetas a 63.700 millones de euros en 52 años. De un equipo de dos personas a más de 110.000 colaboradores. De GOA a Inditex, de un comercio en la calle Juan Florez de A Coruña, a más de 6.600 de todo el grupo en el mundo.
De un concepto totalmente arraigado de; primero fabricar y lo último el comercio a; primero el comercio y después, todo lo demás. Del Sr. Ortega Gaona a Don Amancio.
Este camino recorrido por el ilustre leonés, tiene diversas lecturas. La primera es que Harvard, IESE y Esade ayudan, pero no lo son todo. La segunda, que dándole la vuelta a un calcetín a menudo se descubre un diseño más atractivo y comercial que el “normal” y clásico.
Cuando se anunciaba que este señor se encaramaba al segundo lugar de los más ricos del lugar, me asaltaba una sensación de sosiego. Rodeados de tanto ladrón, conocer que uno, trabajando mucho y con una buena idea debajo del brazo, se hacía más que rico, feliz, me pareció ejemplar. Casi de película.
Solo un pequeño lunar. Para que la historia sea más auténtica, más humana.
Parece que las condiciones de trabajo de varios talleres donde se confeccionan prendas del coloso no son las más adecuadas, precisamente. Seguro que no lo conoce. Cosa de los buitres intermediarios.
Me apunto al final de la genial obra de Billy Wilder, cuando el personaje que interpreta Joe Brown, dice sonriente a su compañero de viaje ¡nadie es perfecto!