Cuatro trimestres y un funeral

El pasado mes de abril se publicaron los resultados del primer trimestre 2020 del grupo Inditex,  y hace escasos días, también del segundo.

Presentaron algo más de 400 millones de pérdidas en el primero y 214 millones de euros de beneficios en el segundo.  Así que llevan en el primer semestre un negativo de 186 millones de euros de pérdidas. El tercero puede ser de horror. Aunque según palabras de Pablo Isla la venta, no tradicional, se ha visto aumentada en un 74%.

Esta situación, que dadas las circunstancias es normal, extraña, ya que es la primera vez, por lo menos en muchos años, que Inditex presenta pérdidas.

Pero no extraña del todo, ya que era previsible dada la situación del comercio en general y el de la moda en particular.

¿Empujaran estos resultados y la “nueva situación económica y social” a dar un golpe de timón al coloso gallego? ¿Menos puntos de venta físicos y más venta online?

Sabemos de los resultados de Inditex, y estos evidentemente, son malos, pero si todos los agentes del sector presentaran balances, los mismos serían devastadores.

Algunos pesimistas dirán que, si Inditex declara estas pérdidas, ¿Qué ocurrirá con las barbas de otros monstruos?

Si analizamos la historia de nuestro sector, de los últimos cien años, descubriremos que diversas han sido las causas que han creado grandes cambios, problemas que en su día parecieron irresolubles y retos solo superables por una decidida convicción de seguir en la pelea.

Algunos de ellos tecnológicos y en positivo, como la desaparición de las lanzaderas en el tisaje, el triunfo de la electrónica e Informática sobre la mecánica, los nuevos sistemas de organización de las empresas en lo comercial, administrativo, etc. la airosa salida del mundo empresarial europeo con su apuesta por los tejidos técnicos, etc.

No tengo espacio en este billete para enumerar ventajas e inconvenientes, buenas y malas épocas, éxitos y fracasos, alegrías y tristezas de un sector de actividad como el nuestro, que es el más maduro de entre toda la industria.

La Covid-19 ha causado estragos en toda la cadena de valor; ERTES, cierres, cambios de estrategias, incertidumbres que van más allá de lo coyuntural y que despiertan zozobra ante la “nueva normalidad”.

A pesar de todo ello, seguimos pensando que nuestro sector está más cerca del junco que del olivo, ante vientos violentos que transforman sectores, ideas, sistemas. Adaptabilidad es lo que ha demostrado nuestro sector ante coyunturas nada favorables.

El textil ha sabido capear multitud de inconvenientes de todo tipo y pelaje. Técnicos, sociales, estructurales, económicos, políticos… y aquí estamos y estaremos, ofreciendo al mundo artículos y productos que ofrecen a las personas la posibilidad de una vida mejor.

Aunque se nos presente un final de año con resultados de auténtico funeral, nunca sabes lo fuerte que eres, hasta que ser fuerte es la única opción que te queda.

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